Jaime González camina por la crujía empedrada de la bodega buscando una bota punta, el silencio es interrumpido en un instante por el hermoso repique de campanas de la Iglesia de San Miguel, son las nueve de la mañana y todavía la suave brisa trae el tenue aroma del azahar de los naranjos de la calle Barja a través de las ventanas de arco escarzano. El silencio vuelve a la bodega, Jaime destapa la corcha de bojo de la vasija seleccionada y la pone boca arriba para no ensuciarla. Hunde de un golpe su venencia y el aroma de Fino Cruz Vieja le avisa que está listo para la próxima saca…
La Historia
Una bodega que se fundó en 1971 por su padre el médico Faustino González Aparicio, procedente de la “Muy noble y Leal” ciudad de Zamora en el año 1918. Se trasladó a Jerez en los años 40, casándose con Carmen García-Mier y Zorrilla en el año 1947, fruto de este enlace conocería su futura bodega en la calle Barja, que por entonces era una cuadra del afamado ganadero Agustín García-Mier y que todavía hoy, en la crujía, conserva un precioso suelo de chinos. La amistad con el Marqués de Domecq le daba un buen estatus social, incluso en una de las seis visitas a Jerez del rey de España Alfonso XIII, el monarca admiró sus magníficos caballos.
Los vínculos de la Casa García- Mier con los Domecq fue constante, de hecho el abuelo Agustín fue nombrado representante de la casa Domecq para toda América, estableciendo su base de operaciones en La Habana (Cuba) y siendo, el propio D. Agustín Garcia-Mier quien llevo por primera vez a D. Antonio Ariza al nuevo mundo. Los lazos entre las dos casas hoy en día se mantienen pero, no anticipemos.
La Gran Pasión de Faustino González
Una de las grandes pasiones de Faustino González, fuera aparte de la medicina, era la agricultura, y en especial el mundo del vino. “El abuelo de mi padre (…)” nos narra Jaime González, capataz, copropietario y cara visible de Bodegas Faustino González, “(…) tenía viñas en Toro, donde mi padre comenzó a sentir un fuerte vínculo con la agricultura, él quiso tener una viña en Jerez y su misma pasión nos la transmitió a sus hijos”. Y así fue, Faustino González estaba en una tierra de Vinos y en 1971 adquiere unas viejas soleras de unas 220 vasijas a Mercedes Aranda y Paul de herederos de José Paul.
Lo que empezó como un capricho, terminó encauzándose gracias a la gran calidad de sus vinos. “Al principio se estableció como almacenista, llegando a tener hasta 600 botas de jereces” nos señala Jaime, al año siguiente, “en el año 1972, se cierra el círculo tras plantar una viña en el Pago Montealegre para comenzar a elaborar nuestros propios vinos”.
Los Capataces
Grandes veteranos arrumbadores del mundo del Jerez pasaron por las bodegas Faustino González, el primero fue Juan Sánchez Mesa, apodado ‘el Manopla’, Capataz de bodegas Valdespino y fue jurado del antiguo concurso de arrumbadores.
El segundo capataz fue Joaquín Eslava Lara, conocido por ‘Barrigola’ donde la familia González Garcia- Mier tiene gratos recuerdos, relevándolo Rafael Navarro, especializado en jereces finos, y mano derecha del enólogo Francisco Toribio del Grupo Rumasa.
Estos profesionales del Jerez, cuidaron y mejoraron las soleras de esta bodega, preservando este gran trabajo la familia González García-Mier y entre ellos Jaime González, que las mantienen con un gran nivel de calidad.
De almacenistas a Crianza y expedición
Desde la fundación de la Bodega, Faustino González fue en la línea almacenista, por entonces de los años 70 del siglo pasado, en el reglamento de Crianza y expediciones tenían que disponer en bodega de 2000 vasijas y por entonces la casa González-Mier disponía de 600 botas.
Sus jereces poco a poco fueron adquiriendo reconocimiento y surtieron de vino a importantes casas bodegueras jerezanas como Wisdom & Warter, Lustau, Williams & Humbert, Felix Ruiz y Ruiz entre otras. Con Jaime González la bodega comenzó a ser proveedora de vino de la casa Álvaro Domecq.
Las botas de arrendamiento, actualmente denominadas y reguladas por el Consejo Regulador del Jerez ‘Sherry Cask’, también fueron un buen pulmón para el crecimiento de las bodegas Faustino González.
En el año 1998 la casa González Garcia-Mier saca en el primer ‘Vinoble’ una saca de oloroso Viejísimo, y es cuando se registra la marca ‘Cruz Vieja’ elegida por la matriarca Carmen García-Mier, barrio donde nació y se encuentra la bodega, cuya etiqueta es obra de Pilar González García-Mier. Justo en ese mismo año se comienza a embotellar y a formar parte del pliego de condiciones de Crianza y Expedición regido por el Consejo Regulador.
Sus Jereces
Hablar de ‘Cruz Vieja’ en Jerez es mencionar, a una de las marcas más respetadas en el Marco de Jerez, “nuestras gamas de jereces en rama, son cuidados de una manera totalmente artesanal y se embotellan sin filtrar”. Nos señala Jaime González “siempre apostando por el formato de la botella jerezana para nuestros vinos”.
Los vinos Cruz Vieja no solo se han introducido gratamente en el mercado español, sino que también han dado su salto internacional y los podemos encontrar en países como Alemania, EE.UU, Francia, Japón, Reino Unido e Italia.
Pero el milagro del Jerez comienza en la viña el Carmen de Montealegre, dos hectáreas de Uva Palomino y 5 de Pedro Ximénez, en total 7 hectáreas son vendimiadas cada año a mano y llevados su mostos a que fermenten, como antiguamente, en las vasijas de calle Barjas.
Ahí comienza el carácter de ‘Cruz Vieja’. Una bodega que mima cada gama de jereces y que muestran todos sus referentes en una de las tiendas de obligada mención como es ‘la Casa del Jerez’, fundada por Jaime González García-Mier en 1995 y regentada actualmente por los expertos en jereces Borja González García-Mier y Esperanza Rubio donde te asesoraran no solamente de los vinos de Faustino González, sino una amplísima gama de vinos del Marco de Jerez y donde demuestran, que la familia González García-Mier no solo tiene pasión por sus vinos, si no que apuestan con ellos ser un patrimonio para Jerez.