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El Brandy de Jerez, ante el espejo

1941
Firma de Andrew Tan

Hace ya treinta años que el espirituoso jerezano nació como una denominación específica. La necesidad de renovarse va tomando cuerpo en el sector; ir avanzando hacia una denominación de origen es una de las principales posibilidades.

El Brandy de Jerez se formula legalmente entre 1987 y 1989 como una denominación específica. Después de estas fechas han ocurrido muchas cosas, hasta el punto de que una bebida secular (los primeros antecedentes en lengua española de ‘brandy’ se remontan al siglo XVII, ya que esta palabra de origen holandés aparece en la novela picaresca ‘Estebanillo González’) ve cómo crece el número de voces que piden una puesta al día del espirituoso tras los vaivenes que ha sufrido sobre todo durante la última década. Un giro al origen –en línea con lo que está ocurriendo con el vino de Jerez- es una de las posibilidades que hay sobre la mesa en un horizonte de cambios en todo el sector que el mismo presidente del Consejo Regulador del Brandy y de Fedejerez, Evaristo Babé, ha cifrado recientemente en diez años.

Pasado, presente y futuro… veamos en estas líneas qué ha sido del brandy de Jerez hasta llegar a este momento y qué perspectivas se abren para esta bebida clave en las cuentas de resultados de las bodegas de Marco de Jerez.

Fundador Lustau
Fotografía del busto de D. Pedro Domecq Loustau por Francisco J Becerra

En 1989 la reglamentación de la denominación específica ‘Brandy de Jerez’ se publica en el BOE y en el BOJA, culminando un proceso que comenzó años antes (en 1987 se aprobó ya con carácter provisional) con el acuerdo del sector bodeguero y la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, y con el beneplácito del Ministerio de Agricultura y la Unión Europea, respondiendo a una iniciativa comandada a mediados de los 80 por Osborne, Domecq, González Byass, Bobadilla y Terry (estas dos últimas, por entonces, independientes). El brandy de Jerez se convirtió así en la quinta bebida espirituosa europea con denominación geográfica reconocida (tras Cognac, Armagnac, Scotch e Irish Whisky). Se convierte de una denominación específica, lo que implica obligatoriedad en la zona de envejecimiento –el Marco de Jerez- pero no en la procedencia de la materia prima, en este caso destilados de vino. En realidad, la elevación del brandy de Jerez a denominación específica vino a dar carta de naturaleza ‘de calidad’ a este producto sin apenas modificaciones respecto al que se venía comercializando desde siempre, aunque se fijaron esos parámetros ‘de ahora en adelante’ respecto al espirituoso en todos sus aspectos (categorías, graduación, método de envejecimiento, materia prima, etc) para homogeneizar su producción y funcionamiento. En definitiva, con la denominación específica se dio un marchamo de calidad a un producto elaborado a partir de unas prácticas ya acendradas. Poco más. Salvo la organización agraria Asaja, que habló ya por entonces de la posibilidad de que al menos la máxima categoría, ‘solera gran reserva’, se elaborara a partir de materia prima del Marco de Jerez, este aspecto no se planteó en absoluto. Tampoco lo hizo la Junta de Andalucía. Por distintos factores concatenados: por entonces tanto el vino como el brandy de Jerez movían unos volúmenes ingentes y las necesidades de materia prima del brandy (más de tres litros de vino a destilar por cada litro final) hubieran significado un viñedo descomunal para dar respuesta a esta situación. Es cierto que muy poco después, a comienzos de los 90, comenzó el ‘desenganche’ –eso es lo que se llama un eufemismo- de miles de hectáreas de viñedo del Marco como respuesta al descenso de las ventas, pero en ningún caso se puso sobre la mesa que el brandy de Jerez pudiera ir ‘copando’ materia prima de ese viñedo excedentario al menos para sus categorías superiores ya que se siguió la inercia de la práctica consolidada desde décadas anteriores en cuanto a suministro: los destilados provenían y siguen proviniendo de vinos generalmente de La Mancha, hasta el punto de que los principales grupos del Marco (Osborne, Domecq y González Byass) con el tiempo fueron estableciendo sus propias destilerías en dicha comarca y ya tenían allí sus propias fuentes de suministro.

Es importante detenerse en este punto de partida de denominación específica ya que es una formulación distinta –a la baja- de la que cuentan los dos grandes competidores del brandy de Jerez en el mundo, las francesas Cognac y Armagnac, ambas reglamentadas como denominaciones de origen. Conviene analizar este aspecto ya que mientras el brandy de Jerez –hay que decirlo ya- no ha dado ningún paso en estos casi treinta años de reglamentación buscando ir en sintonía con un consumidor que cada vez reclama en mayor medida lo genuino, lo auténtico -el origen, en última instancia-, lo cierto es que estas dos grandes denominaciones de origen francesas, además de proveerse exclusivamente de materia prima de su comarca, tienen establecidas distintas subzonas, lo que hace que aumente la especificidad de su producción y, en consecuencia, el consumidor tenga una gama más amplia donde elegir para un mismo producto.

Pero volvamos a comienzos de los 90. Por entonces, el brandy de Jerez seguía arriba en el mercado nacional, aunque con el whisky tomando un auge que, en buena medida, habían ayudado a consolidar las propias bodegas del Marco y sus potentes redes de distribución. Domecq, por ejemplo, llevó a Ballentine’s a ser la marca más vendida de whisky en España, incluso antes de que Allied Lyons (a partir de 1995 Allied Domecq) se hiciera con la totalidad del capital de la casa jerezana. Fue por entonces, a mediados de los 90, cuando el brandy comienza a plantearse una ofensiva en cuanto a su promoción. El esfuerzo va dirigido a reposicionar el espirituoso en el mercado buscando un público más joven, en ningún caso reformulando el producto como tal. Es el momento de la Brandymanía, de la apuesta por el brandy en trago largo y el patrocinio de la gira de Ketama de 1997, por entonces en el ‘top’ de grupos nacionales. Los ‘jingles’ del ‘Pokito a poko’ sonaban en la radio (incluso hubo publicidad en el programa Gomaespuma) y el disco ‘Konfusión’ –ese nombre- fue un éxito de ventas… pero los resultados no fueron los pretendidos. En el sector se esperaba un poco más de compromiso del grupo, una letra de ‘Pokito a poko’ más evidente, ya que la canción supuestamente dedicada al brandy de Jerez se ‘diluía’ (nunca mejor dicho) tanto en el disco como en el directo del grupo. En realidad, todo hay que decirlo, lo que hubiese querido el presidente del Consejo Regulador, Evaristo Babé, era que en la campaña se hubiera utilizado el archiconocido ‘No estamos locos’, tema que probablemente vio en la tele dando cobertura a la anterior campaña del refresco ‘Sprite’ (1996). Esa, desde luego, era la idea de partida, ‘no estar loco’ por pedir en los bares brandy con cola o con otros refrescos, más que beberlo ‘poquito a poco’. Además, aunque se vendió desde las instituciones del Marco unidad de acción, tampoco fue tal. Domecq (desde hacía años ya con Terry) no vio nada clara esta acción publicitaria y participó lo justo. Esta campaña, de la que ya hace veinte años, fue un punto de inflexión, un necesario, aunque finalmente fallido, intento de sumar al brandy al mundo de las copas y la noche de manera mayoritaria, a la vista de que la copa de brandy de media mañana y de después de comer, tan enraizada en España en épocas anteriores, ya no daba más de sí…

En los años siguientes, el brandy, básicamente, se dedicó a esperar un momento, su momento, que nunca llegó, aunque el lector más optimista está plenamente legitimado para añadir aquí que ese momento no ha llegado y que se sigue a la espera. Cuando durante la primera década del siglo XXI el ron moreno lo lleno todo en la barra de los bares y restó protagonismo al whisky –que no el liderazgo- en un extraño fenómeno prácticamente nacional (por ahí la gente y los preceptores de opinión siguen hoy en día descubriendo insospechados matices al vodka), fueron varios los dirigentes del sector que cruzaron los dedos pensando que cuando pasara la fiebre de esta bebida podría darse una oportunidad para el brandy en España, en tanto en cuanto ambas tienen algunas características similares y, llegado el caso, el brandy siempre puede alardear de un origen –el vino, la uva- más noble, al menos tal y como se percibe en Europa, que la simple caña de azúcar. Tampoco ocurrió. Al lector no hace falta recordarle que tras el ron moreno llegó la fiebre de la ginebra, con el renacimiento del ‘viejo’ gin-tonic, eso sí, con nuevas formas de preparación…

Definitivamente no llegó el momento del brandy en España. Pero como el lector está viendo, aproximadamente cada diez años pasa algo significativo relacionado con el espirituoso jerezano. En 1987-89 se gesta la reglamentación definitiva de la denominación específica, a finales de 1997 la ‘Brandymanía’ pone toda la carne en el asador con la gira de Ketama para ‘rejuvenecer’ la marca común… y en 2007-2009 llega el momento de los impuestos y de la ‘espantá’ de las grandes marcas de solera. Osborne anuncia a comienzos de 2009 que su marca ‘Veterano’ bajará de forma inmediata de 36 a 33 grados de alcohol, por lo que automáticamente deja de ser brandy de Jerez, que recoge en su reglamentación que debe salir al menos a 36 grados. A Osborne le sigue muy poco después González Byass con ‘Soberano’ y ya, en cascada, van saliendo todas las marcas importantes de la categoría solera. Poco antes se había llevado a cabo en Europa una reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) del vino que aprueba una drástica reducción de las ayudas comunitarias para el destilado de vino excedentario -lo que encareció sobremanera la materia prima-, lo que fuerza al sector a buscar esta salida, convertir los soleras en ‘bebida espirituosa’ para pagar menos impuestos, menos coste de aprovisionamiento (al no ser brandy incluso deja de ser obligatorio que se elaboren a partir de destilado de vino) y dejarlo todo al valor de la propia marca conquistado en el mercado durante años de presencia. Esta decisión cogió a contrapié al Consejo Regulador, que precisamente un año antes había estado negociando en Bruselas una nueva reglamentación para la bebida. Al parecer, Cognac se opuso a la reducción de grado que proponía Jerez para reducir la imposición de su espirituoso y Osborne abrió la espita…

La salida de casi todo el brandy solera dejó a la denominación específica en su mínima expresión, ya que supuso la pérdida de más del 80% de su volumen. El sector tampoco aprovechó esta severa crisis –ahora ya no solo económica, sino de identidad- para reinventarse, para ir dando pasos, por ejemplo, hacia una denominación de origen, con unos volúmenes mucho más manejables. González Byass anunció que ‘Lepanto’ pasaba a elaborarse a partir de vinos del Marco; ‘outsiders’ como Ruiz-Mateos pidió también la denominación de origen para el brandy y Asaja desempolvó su vieja propuesta de inicio de que al menos el gran reserva se elaborara a partir de materia prima de la comarca.

Brandy de JerezPero esa ha sido por hasta el momento toda la reacción, discreta, fragmentada y siempre a partir de las empresas. Ahora se comenta en el sector que hay varias bodegas que están trabajando en sacar al mercado brandies gran reserva a partir de materia prima del Marco, mientras sigue adelante Bestbrandy, una iniciativa en la que colaboran varias bodegas (básicamente González Byass y Fundador, las antiguas Domecq) con el mundo de la universidad para analizar las posibilidades que tienen las varietales del Marco, palomino y Pedro Ximénez, para la elaboración del brandy de Jerez. De forma paralela, González Byass y Las Copas (es decir, la propia González Byass más Andrew Tan, el magnate filipino propietario también de Fundador desde hace apenas un año, una inversión que, de alguna manera, ha venido a insuflar cierto ánimo en el sector) investiga con 200 hectáreas en Toledo (cifra que, al parecer, están en disposición de ampliar) las posibilidades de viñas de alto rendimiento para, entre otros destinos, la elaboración de brandy. Lo curioso es que lo que es propiamente el Marco de Jerez sigue ajeno a este tipo de experiencias (aunque habría que matizar que viticultores de Asevi-Asaja las llevaron a cabo en el pasado y algunas bodegas han realizado prácticas similares más recientemente, pero siempre en un número reducido de hectáreas) que podrían ser un importante revulsivo para la zona, ya que dejarían en la comarca un importante valor añadido si se diera el paso adelante de convertir progresivamente el brandy de Jerez en denominación de origen. Hay que tener en cuenta que por cada diez hectáreas de viñedo se crea un empleo directo a los que habría que añadir el empleo indirecto (proveedores, etc) y el de temporada, a largo plazo y en un ‘mundo perfecto’, en el que el viñedo del Marco proveyera de materia prima a las bodegas del Marco para elaborar brandy y alcohol vínico, no es un disparate hablar de más de 500 empleos en la zona, una cifra muy importante en una provincia tan castigada por el paro como es Cádiz. Probablemente sería necesario fijar una reglamentación del viñedo a la que en el sector algunas fuentes se han referido en alguna ocasión como de ‘dos velocidades’, es decir un viñedo con un rendimiento menor para la uva dirigida a las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y otro rendimiento superior cuyo uso más probable sería el de la destilación, tanto para brandy como para el alcohol vínico con el que se encabezan los vinos del Marco, materia prima de Jerez que nada tiene que envidiar a la de Cognac o Armagnac, cuya producción de viñedo apenas se puede llamar vino, entre otras razones por su baja graduación. Esta iniciativa podría completarse con el establecimiento de una destiladora en la propia comarca, asunto que bien podría llevar adelante alguna de las siete cooperativas que hay en el Marco.

El brandy como denominación de origen… por qué no: origen, genuino, tierra… palabras que figuran en las demandas del consumidor actual, que podría suponer la renovación de una bebida histórica y, sin duda, prestigiosa, pero con indudables problemas de imagen, acrecentados desde la diáspora de buena parte de las marcas que están en la mente de todo el mundo. Se ha comentado en este espacio distintas iniciativas –e inversiones, como la de Tan- que ahora, en 2017, se están llevando a cabo en un sector tradicionalmente inmovilista como es el Marco de Jerez pero, como se ha señalado al comienzo de estas líneas, fue hace escasas semanas cuando el propio Evaristo Babé anunció “una década de cambios vertiginosos que requieren otra mentalidad”. Bien… Empecemos.