Ahí está ella, vigilando la clientela de Bar La Moderna de Jerez, con su canasto de mimbre a rebosar de marisco y su impoluto uniforme claro.
El espejo publicitario del establecimiento se ve nada más entrar en él. De grandes dimensiones, publicita el Fino Coquinero, vino emblema de la Casa Bodeguera Osborne, afincada en la vecina localidad de El Puerto de Santa María. Fino amontillado dorado pálido - conocido popularmente como Entrefino - que se caracteriza por tener esas delicadas notas salinas en boca y nariz, tan típicas de los finos criados en esta zona del Marco de Jerez.
La mujer que aparece en el anuncio es para muchos desconocida, a pesar de que contase de gran popularidad en El Puerto entre los años 40 y 50 del siglo pasado. Catalina Santos era su nombre, vendedora ambulante de marisco apodada «La Guachi» por sus paisanos.
Junto a la botella aparece retratada vestida con un vestido de color blanco, al que acompaña un mantoncillo celeste cruzado al pecho. En su pelo canoso destaca un vivo clavel rojo. Su tez morena dibuja las arrugas de la edad, probablemente acentuadas por el intenso sol que baña esta costa marinera en época estival. Porta su cesto, lleno de piezas de marisco fresco, sin duda su atributos más significativo. Parece que se acerca a nosotros a ofrecernos sus productos con una sonrisa. Al fondo de la escena, el muelle portuense, con barcos y la mar nos la ubican.
Que el espejo se encuentre protegido tras un cristal, nos recuerda su valor. Quizás estemos ante la única referencia que tengamos de ella en Jerez; «Fue un encargo de la propia bodega al pintor Fernando Toro Ramírez, con el que no llegaron a un acuerdo económico«, nos cuenta Atilano en La Moderna.
Mientras, en El Puerto, su nombre en una avenida de la urbanización de Valdelagrana, recuerda a esta entrañable vecina de la localidad, pasando a formar parte de la cultura popular portuense.
