Si bien es cierto, cada vino tiene su cristal, aunque en otros lugares de España, el cristal es remplazado por cerámica en el caso de las afamadas ‘cuncas’ o cuencos gallegos. En el triangulo del Marco tenemos también nuestra propia copa denominada como catavino jerezano, la copa por excelencia para servir un buen Jerez de primeras marcas. Aunque también existe otra variedad de catavinos como el denominado catavino bodeguero, una copa de más diámetro en la parte más ancha y de cristal más grueso, que como su nombre indica sirve como instrumento de trabajo para poder catar los diferentes vinos de la bodega.
En el Tabanco Jerezano, Tabernas del Marco e incluso en algún que otro ‘bache’ de Cádiz, hay otra alternativa para beber Jerez, sobre todo el granel de calidad y los vinos en “rama”, aunque la moda de esta última clasificación los ha catapultado a la categoría ‘premium’, siendo unos vinos que antes bebían los arrumbadores y ahora lo beben los grandes sumilleres. En esta circunstancia el cristal sería el denominado ‘Vaso’, un recipiente que nos trajeron los montañeses que se afincaron en la zona. Para hacer un pequeño análisis de los receptáculos para consumir Jerez, empezaremos por la localidad del Puerto de Santa María.
El Puerto, conocido también por sus grandes finos y ‘entrefinos’ por el valor microclimático de la zona costera. Para sus jereces a granel y mostos de calidad está la opción del Vaso, y la característica y desconocida Magdalena, ya en desuso.
La Magdalena, fue, porque ya no existe, una manzanilla, propiedad de D. Antonio Márquez, dueño del desaparecido Bar La Colmena, que al igual que el amontillado San Antonio -El nombre le viene de sus dos hijos Antonio y Magdalena Márquez Neto-. Extendieron “altruistamente” el nombre de este vino al Vaso y le dieron identidad.
En Sanlúcar de Barrameda hay diferentes formas de beber Manzanilla, ya sea en rama, pasada o un incluso un buen amontillado, los recipientes son los denominados Vaso o Gorrión, la Caña de manzanilla y la Castora.
El Gorrión es un vaso algo mayor que la Caña de manzanilla con casi el doble de cantidad de vino de dicha caña o, para situarnos mejor, de un catavino. La Caña de manzanilla es un recipiente más pequeño y estrecho, y la Castora, designación sanluqueña por alusión a la copa de la chistera, es un vaso por lo general más ancho que el Gorrión.
En Jerez la forma de beber un buen vino a granel de calidad o mosto es en Vaso, Vasuco o Vasito todos ellos de cristal grueso. Donde el fino, el Amontillado, el Cream, la Morenita, el Oloroso y el Palo, acompañan a una buena conversación en cualquiera de estos establecimientos. También popularmente al ‘Vaso de Oloroso’ se le conoce en Jerez como Loro o Lorito, por las conversaciones que prosperan con más fluidez tras “hacer la cama” con este Jerez de crianza oxidativa. Asimismo, en el desaparecido Tabanco el Nono en la calle de San Agustín, se le bautizó ‘Campana’ al vaso montañés, un término que ha caído en desuso con el paso del tiempo. Luego también existe la designación que a perdurado hasta el día de hoy el denominado cortito, un vaso parecido a la castora sanluqueña y que se sirve siempre de vino por la mitad.
Y es que el arte del copeo lo dice todo “Un vaso no es ninguno, dos son uno, tres son dos y cuatro los que manda Dios.” ¿Te apetece un Vaso?