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Lagar de los Frailes. Una historia Generosa en Moriles Altos

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Lagar de los Frailes. Una historia Generosa en Moriles Altos
Fotografía realizada por Paco Barroso.

La D.O MONTILLA MORILES enmarcada en provincia de Córdoba, atesora vinos únicos, lagares con más de un siglo de antigüedad y bodegas que esconden entrañables historias. Una de ellas comenzó en 1981, cuando Jesús Pérez de Cisneros, natural de puente Genil, un enamorado de los vinos generosos y  gran aficionado al  flamenco, adquirió un lagar centenario  llamado «L. DE LOS FRAILES» en la zona de calidad superior denominada Moriles Altos. Sus antepasados, ya elaboraban vinos en Puente Genil,  con marcas tan señeras como Fino «Ana María», Fino «CR» o  «Natilla».

El lagar de los Frailes es uno de los 13 Lagares que dieron lugar a la» Aldea de Zapateros», apareciendo ya en el primer padrón de 1887 con el nombre de «Los Frailes» o «del Carmen», advocación de los «Carmelitas Descalzos».

La idea primigenia tras la compra del lagar fue la de comercializar el vino envasado, procediendo este exclusivamente de las 36 fanegas de viñedo que tenia la parcela en su origen, y que criara en las bodegas del  mismo  Lagar.

Lagar de los Frailes. Una historia Generosa en Moriles Altos

La crisis que sufren los vinos generosos en los años  80 y 90  impide el desarrollo del proyecto en su totalidad, y aunque se hacen más de diez vendimias, el vino solo llega a comercializarse a granel, trabajando como Almacenistas para otras bodegas de mayor tamaño. Con el paso del tiempo, el Lagar disminuye su actividad  y los vinos permanecen en crianza estática  durante más de 20 años, realizándose solo pequeñas sacas de vinos viejos para abastecer  algunas importantes bodegas de nuestra D.O.

Es entorno al año 2010  cuando se empiezan a revitalizar las bodegas, ante el temor de que se pierda el patrimonio  enológico que estas encierran. Comienzan a clasificarse y homogeneizarse los vinos, y  es aquí cuando aparecen unos finos viejísimos, muchos de los cuales,  aun a pesar del tiempo, mantienen  increíblemente una débil crianza bajo velo de flor junto  a  amontillados , olorosos incluso Palos Cortaos, hechos por concentración y de forma natural.  Estos procedían  exclusivamente de las vendimias realizadas en los años 80 y 90 en el lagar, de ahí su carácter salino y “afilado”. También se adquieren nuevos mostos para revitalizar la crianza, siempre de viñedos pertenecientes a la zona de Moriles Altos.

En el año 1917,  tras el fallecimiento de D. Jesús Pérez, cuatro de sus hijos, herederos de esa  pasión por estos vinos, deciden mantener este patrimonio para poder culminar un proyecto que por diversos avatares de la vida quedó inconcluso.  De esta forma Cristóbal, Dolores,  Ana y Charo Pérez, se hacen cargo del  lagar y la bodega, con la idea de poner en valor las “joyas enológicas” que esta atesora, y continuar con la crianza y elaboración, con una clara vocación de vender los vinos envasados y darles el valor añadido que merecen.  Para ello cuentan con la Colaboración de Cristina Osuna, enóloga y  gran conocedora de los vinos generosos  y  Alfonso Fernández, ambos pertenecientes al panel de Cata de la D.O MONTILLA MORILES.

Rodeado por 11 Has de viñedo de la variedad Pedro Ximénez, en la actualidad EL LAGAR DE LOS FRAILES mantiene su estructura arquitectónica original de un patio central de labor en torno al cual se agrupan varias bodegas, una sala de catas y la zona de envasado.  La Bodega de conos  es uno de los lugares más auténticos del lagar. Ésta contiene 35 tinajas de cemento armado con un entarimado de madera en las que se vierte el mosto. En ella se produce la fermentación y se forma el primer velo de flor.

La bodega principal, parcialmente enterrada, consta de 340 botas viejas de roble americano, algunas de ellas con más de 100 años de antigüedad, en las que tiene lugar la crianza del vino mediante el sistema de criaderas y soleras.

Los Vinos

Lagar de los Frailes. Una historia Generosa en Moriles Altos

Catar un fino de LAGAR DE LOS FRAILES es como volver un siglo atrás, un viaje a la esencia  de unas tierras con Denominación de Origen, embriagarse del  aroma a crianza biológica y madera de las antiguas bodegas, o pasear entre  las viñas pisando las albarizas, en definitiva, beberse el paisaje de Moriles Alto.

Todos ellos son elaborados con la uva Pedro Ximénez, 100 % en rama, sin ningún tratamiento ni filtrado.

Entre sus variedades destaca el FINO JOVEN con una crianza media de 3 años. Color amarillo pajizo, ligero,     seco, salino, con recuerdos a miga de  pan, levadura y toques cítricos.

FINO LAGAR DE LOS FRAILES  de 7 años de crianza.  Color ambarino pajizo, con claras notas de su crianza biológica, ligero, seco, con un leve amargor y salinidad propia de las albarizas de Moriles Altos.

Por último destaca el AMONTILLADO. Es el vino más tranquilo y el tesoro mejor guardado. Procede de las soleras más antiguas del lagar y  ha dormido en barricas de roble  durante más de 20 años. Vino de color ambarino, con intenso aroma a avellana. Punzante, equilibrado, seco, persistente con un leve amargor,  y salinidad característica de su suelo.

www.lagardelosfrailes.com