…Imaginaros un establecimiento que te ordene parar y beber, pues estamos de suerte, existe y está en Jerez.
Retrocedemos al pasado desde la forma de pensar en nuestro presente, sólo hay que abrir la mente, tener empatía en las maneras de comprender a la sabiduría que se convierte en vestigio, y más aún, que todavía hoy se puede disfrutar. Parte de la idiosincrasia jerezana del Siglo XX aún se encuentra en un lugar del Barrio de La Plata. Justo en frente del Parque dedicado a flamencólogo Juan de la Plata.
De los cuatros establecimientos tradicionales de Jerez, enumerándolos son; los Despachos de vinos o Bodeguillas, los ‘PalyVer’, los Tabancos y los ‘Pare y Beba’. Tan sólo han sobrevividos tres, dos de ellos se han reinventado -el Despacho y el Tabanco- pero solo uno, el último de esta categoría de establecimientos y a la postre, el único ‘Pare y beba’ que ha sobrevivido al comienzo del siglo XXI, es el ‘Pare y Beba’ de La Plata, toda una hazaña para los tiempos que corren.
Hoy estamos en este establecimiento para que lo conozcáis un poquito más. Muchos habrán pasado por la puerta andando, otros en coche o autobús, y siempre está repleto de ‘parroquianos’, parroquianos puros que no fallan un solo día. Ante el desconocimiento de muchos jerezanos y jerezanas, el ‘Pare y Beba’ no es un abrevadero de vino de Jerez como muchos piensan, es simplemente un establecimiento más de los numerosos de este tipo que existían en nuestra ciudad.
Hoy, nos dirigimos para tomarnos un vaso o dos –según se encarte- en este establecimiento. Llegamos a la barra, y lo primero que divisamos es un cangrejo metido en una botella con aguardiente en una de las repisas tras el mostrador. En vez de Lagartos como diferentes licores asiáticos y serpiente en los brebajes mesoamericanos nosotros metemos mariscos, ya estoy yo pensando en hacer licor de camarones.
Contactamos con el guerrero de la Barra, Eduardo García, “pa servirle”, “po sírvame un vaso de Fino”. Eduardo lleva dos años al cargo del Pare y Beba, el vino que expiden es casi en su totalidad a Granel, aunque también tienen primeras Marcas. “A veces, ponemos degustaciones” nos afirma.
El establecimiento abre a las 6:00 de la mañana y se nutre sobre todo de gente trabajadora, procedente en su mayoría de la construcción, “…aunque de estos por desgracia ya no hay muchos” nos certifica Eduardo. Mientras degustamos el Jerez, observamos que el local tiene un ambiente exclusivamente masculino. “El Pare y Beba está desde la fundación del ‘nuevo’ Barrio de La Plata, ya que el viejo estuvo donde hoy en día está uno de los parques más frondosos de nuestra ciudad” -espeta-. Mientras sirve un oloroso junto a unas ‘papas fritas’ de paquete. Aunque todavía quedan vestigios de aquel antiguo barrio, muchos de los parroquianos del establecimiento nacieron en la denominada plata vieja, y por tanto son más antiguos que el mismísimo Pare y Beba.
¿Y cuál es el Vino de Jerez que más despacháis? “Pues el oloroso” nos afirma orgulloso, ¿El Oloroso? ¿Todo el año? “Todo el año, veinticuatro litros semanales –más y poco menos- es lo que se bebe aquí” ¡Maravilloso! Sin duda alguna. Un Jerez de jereces.
Pero también este establecimiento tiene su ‘Leyenda Negra’. “Aquí hubo un asesinato” ¿Un asesinato? “De un parroquiano hombre, un ‘desviao’, cosas turbias, (ni que lo digas) aquí en los años ochenta paraba alguna gente de mal vivir”. Pero eso fue una pequeña etapa, hoy en día la cordialidad, y parte de la cultura del copeo en su estado puro siguen presente en un lugar que no puede quedar en el olvido. El último ‘Pare y beba’ de Jerez, el último Mohicano del Marco.
Agradecimiento a Antonio Sánchez Alcázar por tantas horas de ilustración de estos jerezanísimos establecimientos.