A pocos días del inicio de la vendimia se da por supuesto una subida moderada, aunque el sector sigue posponiendo hablar de reformas estructurales que parecen cada vez más necesarias
Todo indica que en dos semanas se estará vendimiando en el Marco de Jerez. El año pasado y el anterior la vendimia comenzó los días 4 y 6 de agosto en los pagos más de interior y este año no parece que vaya a ser excepción. Tampoco en cuanto a las previsiones, ya que se espera de nuevo una cosecha corta, probablemente un 10% menos que la de 2021.
Con este escenario, ha causado expectación en el Marco una tribuna libre publicada en ‘Diario de Jerez’ por parte de algunos de los principales viticultores independientes, tribuna en la que hablan de la mala situación actual del viñedo, enfatizando que la baja (o directamente nula) rentabilidad se deja sentir no ya solo como negocio, sino también en el propio estado de conservación del cultivo, debido precisamente a la falta de inversiones. Hablan también de la previsible escasez de materia prima, por distintas cuestiones, a que parece abocado el sector en la próxima campaña.
Bien… sin ánimo de hacer un comentario de texto a un artículo que puede que los lectores no hayan leído, dado su interés convendría hacer una reflexión sobre diversos aspectos del mismo, en contraste también con otras fuentes del sector.
De entrada, hay que decir que es imposible no estar de acuerdo con temas como la bajísima rentabilidad de la materia prima que se ha venido produciendo y, en consecuencia, la falta de inversiones campaña tras campaña… pero hay que decir ya que se trata de un texto muy coyuntural, ligado al inminente comienzo de la vendimia y a las negociaciones por el precio al que se va a pagar este año la uva. Estos importantes viticultores no plantean un estudio pormenorizado con iniciativas que pudieran dar pie a un debate sectorial sobre el futuro de la viña en el Marco de Jerez y los cambios estructurales que evidentemente necesita. No se recoge nada, por ejemplo, de comenzar a hablar de distintos precios y rendimientos por hectárea en función del uso que se quiera dar a la uva, si va a ir para Jerez o Manzanilla, para productos complementarios o incluso para el envinado de botas para espirituosos (caso del imparable Sherry Cask: por cierto, cuando una línea, digamos, auxiliar de negocio comienza a facturar más que el negocio en sí, es evidente que hay mucho por hablar). Nada de eso. Se trata de un documento en el que hay denuncia, desde luego, pero que no se puede descontextualizar del momento que se vive en el sector, a muy poco de que dé comienzo la vendimia y con mucho por hablar en cuanto a precios.
La tradicional división en tres tercios (números redondos) del viñedo del Marco de Jerez –un tercio viticultores independientes, la mayoría de ellos en Asevi-Asaja; un tercio cooperativistas, un tercio bodegas… hablamos, claro está, por volumen- se ha ido rompiendo a lo largo de los últimos años, ya que además de los viticultores que han ido abandonando el negocio ante su falta de rentabilidad (en la actualidad el Marco cuenta con poco más de 6.500 hectáreas), las cooperativas se han ido convirtiendo en una especie de ‘paraguas’ para muchos de los propios viticultores que han decidido seguir en el negocio. Por ello, en la actualidad, los antiguos ‘tercios’ han quedado, en números redondos y hablando siempre por volumen, en un 50% para las cooperativas, un 30% para las bodegas y un 20% para los independientes.
Son precisamente los propietarios de ese 20% del viñedo –y buena parte de ellos los que firman el artículo aparecido en el Diario- los que se están viendo ahora con las bodegas interesadas en la compra de uva, librando la tradicional partida que se da todas las campañas desde que dejó de haber acuerdos interprofesionales que orientaran los precios (para las cooperativas ya llegará noviembre y comenzarán a vender botas elaboradas en función de la demanda que se vaya generando).
¿Y qué precio puede alcanzar esta campaña la uva en el Marco de Jerez? Pues depende de las distintas fuentes consultadas, pero todas coinciden en que será por encima del año pasado, en que la mayoría de las operaciones estuvieron alrededor de los 43-45 céntimos el kilo de uva, aunque algunos viticultores ya alcanzaron los 50 céntimos bajo determinadas condiciones en el contrato con su bodega compradora. Este año se estima que los 50 céntimos, en general, son asequibles para los viticultores independientes, si bien cumpliendo determinados criterios de calidad y de sostenimiento en el tiempo es factible que se puedan alcanzar acuerdos a 60 céntimos con alguna bodega.
Las denominaciones de origen (DO) Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda siguen lejos de los precios que se pagan por la uva en otras DO de prestigio, pero todo indica que tras años de asfixia ha iniciado una recuperación de precios que habrá que ver si se consolida en el tiempo o responde únicamente a una coyuntura muy concreta, marcada por vendimias cortas por escasez de lluvias y la sobredemanda que está generando el envinado de botas del Sherry Cask…
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