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Nuevo pliego de condiciones: Nueva oportunidad

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Sede del Consejo Regulador de Jerez
Imagen sherry.wine

Este importante acuerdo debe servir para que el Marco de Jerez tome impulso y acometa el gran problema que padece: la escasa rentabilidad de la viña y el vino

El pleno del Consejo Regulador del Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda cerró el pasado día 27 uno de esos acuerdos que, sin duda, pueden calificarse como históricos, al aprobar casi por unanimidad la reforma del pliego de condiciones que rige ambas denominaciones de origen (DO). Algunas de estas cuestiones llevaban sobre la mesa de negociación diez, doce, quince años… Se trata, básicamente, de la desaparición del fino de Sanlúcar; la ampliación a todos los municipios de la zona de producción (Trebujena, Chipiona, Rota, Puerto Real, Chiclana y Lebrija) de la posibilidad de criar y comercializar vino bajo la DO Jerez-Xérès-Sherry de pleno derecho, poniendo así fin a ese sello un tanto surrealista para el vino que  embotellaban sus bodegas en el que figuraba el anagrama del Consejo Regulador… pero no se decía de qué ni de dónde; la eliminación definitiva del ´bag in box’, acotando la transitoriedad de que dispone Chiclana; o el reconocimiento de algunas, solo de algunas, prácticas de los llamados ‘nuevos jereces’, caso de los vinos sin fortificar (que alcanzan el mínimo de 15 grados reglamentarios sin necesidad de alcohol añadido) o la recuperación para vino amparado por la DO de varietales de uva que antiguamente se utilizaban en el Marco de Jerez y se perdieron (mantúo, perruno, etc), cuestiones todas ellas, decíamos, sobre las que los representantes de bodegas y viticultores se han puesto de acuerdo sobre su futuro en el seno de la institución.

Aunque había voces que expresaban sus dudas, habida cuenta de los tiempos que se manejan habitualmente en el Marco para llegar a acuerdos, el sector ha sido capaz de dar base normativa al preacuerdo alcanzado hace poco más de dos meses. Durante su negociación, las distintas organizaciones sectoriales han hecho un amplio uso de decisiones que podríamos denominar como transaccionales, es decir, apoyar temas en los que te va poco a cambio de que te aprueben temas que para ti sí son importantes. Esto es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con la ampliación de la zona de crianza a toda la zona de producción, un tema clave, por ejemplo, para las cooperativas, a cambio de apoyar la prohibición del fino de Sanlúcar que quería la patronal Fedejerez… aunque para alcanzar amplios consensos y sumar, que es al fin y al cabo lo que se buscaba, a los dos representantes en el pleno del Consejo de la Asociación de Bodegas de Sanlúcar, se han introducido medidas transitorias como la pervivencia de esta práctica durante diez años (siempre a partir de las existencias actuales), mientras que se deja para más adelante fijar cómo se va a articular la posibilidad de contar con un paquete de ayudas principalmente encaminado a colaborar con el forzoso traslado a otra localidad del Marco de las existencias de fino de las bodegas sanluqueñas que quieran seguir elaborando este tipo de Jerez.

José Estévez SA (propietario de ‘La Guita’), que siempre ha estado a favor de la desaparición del fino de Sanlúcar y de que todo el vino biológico que se produzca en Sanlúcar sea, en definitiva, manzanilla, entiende que distintas medidas que acompañan a este acuerdo van contra sus intereses e incluso podrían conculcar el derecho a la libre competencia. En este sentido, Estévez, con vocal independiente del Consejo desde que hace algo más de un año saliera de Fedejerez, ha sido el único de los veinte vocales con que cuenta el pleno del Consejo que ha votado contra el acuerdo e incluso estaría estudiando emprender acciones legales contra el mismo.

La reforma del pliego de condiciones de las dos DO no entrará en vigor de manera inmediata. Ahora deberá pronunciarse la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía y una vez que cuente con su visto bueno el texto se elevará a la Comisión Europea, que tendrá la última palabra. Se ha hecho mención más arriba a la transversalidad de la negociación de las novedades a introducir… desde el sector, en general siempre se ha apostado por hacer una reforma en bloque, teniendo en cuenta también que este tipo de decisiones son excepcionales y que es mejor ir a Bruselas con cuatro o cinco reformas de calado, como es el caso, que estar (es un poner) cada dos años llamando a la puerta de la Unión Europea (repare el lector en que solo España cuenta con unas 70 DO vitivinícolas, a las que hay que añadir IGPs, etc).

Bien… la reforma del pliego de condiciones de las DO Jerez y Manzanilla sin duda es muy importante y es evidente que viene a desbloquear un cúmulo de situaciones que llevaban demasiados años enquistadas en el sector, pero no deja de dar respuesta a una parte, solo a una parte, digamos técnica u organizativa, de los problemas que han venido aquejando al sector desde hace años. La otra parte de los problemas se puede resumir en una sola palabra: rentabilidad. Rentabilidad tanto para la viña como para el vino. Sin ir más lejos, desde Asevi-Asaja se ha señalado hace apenas un mes que los contratos de compra de la uva para la presente campaña rondarán los 39 céntimos el kilo, cuando un estudio presentado por la propia patronal agraria fija el umbral de rentabilidad en los 46 céntimos/kilo. Este es un problema muy grave que lleva también años enquistado en el sector, sin que el arranque de viñedo que se ha ido produciendo (en unos diez años se ha pasado de más de 10.000 hectáreas a menos de 7.000 en todo el Marco) haya servido para al menos tirar de los precios de la uva hacia arriba. Esta no es, ciertamente, una competencia del Consejo Regulador, pero son las mismas organizaciones profesiones que han llegado a un acuerdo para la reforma del pliego de condiciones las que deberían ‘tomar carrerilla’ y afrontar este tema que, además, huelga decir, tiene un fuerte componente social. Más complejo resulta hablar de la rentabilidad de los vinos, un espacio en el que, al fin y al cabo, convergen las estrategias de cada una de las empresas con una coyuntura general. Lo cierto es que hace años -una vez más, curiosamente, nos referimos a una cantidad similar… ¿diez, quince?- que se viene destacando entre las bodegas y ámbitos como el propio Consejo Regulador o Fedejerez, que lo importante no es el volumen, que lo importante es el valor añadido, pero lo cierto es que no parece que el magro crecimiento del segundo componente compense la caída que año tras año reflejan las estadísticas del primero, como tendencia general. Es un hecho que el vino de Jerez goza de una corriente favorable, que tras años de ostracismo vuelve a tener buena imagen -ahí está el apoyo de grandes de la cocina, de la sumillería- y que está recuperando su histórico prestigio pero… pero esa es la gran pregunta: ¿Pero qué le falta al vino de Jerez para estar dónde tiene que estar? Ahí ya, se buscan respuestas…