Bodegas Emilio Hidalgo presenta esta primera edición de la saca exclusiva de ‘Soleras Especiales’, cuya temática e intención es mostrar la realidad más auténtica e indiscutible del Amontillado jerezano trabajado en esta casa bodeguera. Reflejando en un sencillo y elegante estuche tres botellas de 50 cl. su evolución y singularidad.
Esta colección limitada de diferentes vinos perteneciente a una misma tipología y estilo, tiene una partida de 200 estuches. “Soleras especiales es una muestra de la riqueza enológica y de los distintos momentos por los que en su desarrollo va definiéndose el carácter de un vino de Jerez”. Nos comenta Juan Manuel Hidalgo mientras nos señala las botas donde se han realizado la saca de una de las muestras de esta colección irrepetible.
Unas Soleras especiales catadas bota a bota y clasificadas una a una por Juan Manuel y Manuel Jesús Nieves enólogo de la bodega. “Queremos trasladar el Jerez en su más pura esencia” como si estuviesen catando a pie de bota en la mismísima bodega Privilegio.
Las tres botellas están ordenadas por diferentes colores de lacre; verde, ocre y granate. La apuesta del lacre por las gamas de jereces exclusivas es diferenciar el producto del resto y sellar el contenido para que no se dude de la veracidad de su interior, pero también es una forma de evitar que entren tanto oxígeno como otras sustancias que puedan alterar el vino.
Con estos tres colores se definen tres momentos de crianza:
1º Botella de Lacre Verde, contiene un Fino-Amontillado denominado ‘el Principio’ narrado por Juan Manuel Hidalgo como el “fiel reflejo y expresión del origen, un vino marcado por su indiscutible finura unido a un sutil paso de oxidativa”. El verde es el color que simboliza la vida, sinceramente a mi parecer es un fino amontillado muy jerezano, impresiona la delicadeza, equilibrado. Uno de esos generosos que demuestran que los vinos grandes no hacen falta que sean viejos.
Su sutileza hace que lo podamos comparar con su primo hermano La Panesa pero con la influencia de la crianza oxidativa. Este primer Jerez ronda los 10 a 14 años de vejez bajo velo de flor y una oxidación media de 3 a 4 años, quedando una leve película de levaduras. Contiene notas sutiles de torrefactos sin perder la frescura. Es el camino al Amontillado, una Solera Especial que está entre el Fino ‘La Panesa’ y el Amontillado ‘El Tresillo’.
Para Juan Manuel es “el mirlo blanco”, el misterio de la bodega, un vino que se orientaba a La Panesa, se nutre de lo mismo pero decide tener su propio camino creando un registro personal.
2º Segunda botella de lacre Ocre, nos encontramos con todo un amontillado de libro, muy equilibrado “un amontillado donde se alcanza la perfecta unión y armonía de su anterior etapa, junto a un mayor reposo que lo dota de unos registros más intensos, complejos y vinosos”. Con un color ambarino, se perciben notas de pimiento verde, sequedad muy elegante, registros de avellana, tofe y torrefactos. Pero lo que más me llama la atención es la vinosidad, un amontillado que no pierde ese carácter del Vino de Jerez. Todo un vinazo.
3º Tercera botella de Lacre Granate, donde descubrimos en nariz a copa quieta todo un vino de pañuelo. Un Amontillado Viejo “donde se unifica todo lo anterior concentrando los registros tras un prolongado paso oxidativo y de reducción, a la finura y al equilibrio une la madurez”. A mi parecer es un Amontillado viejo muy elegante, huele a bodega cerrada y mantiene una especial finura que se hace llamativa para un vino tan viejo. Simplemente, es un Jerez para contemplarlo, recrearse y sentir cada sorbo. Toda una reliquia.
Estos vinos de soleras especiales, son excelentes porque cabalgan entre las gamas clásicas de Emilio Hidalgo pero diferenciándose de estas, vinos irrepetibles. Es el misterio de la bodega, jereces que deciden ir por caminos diferentes y convertirse en vinos únicos.