La caída en las ventas de vino de Jerez sigue año tras año, con su irrefrenable goteo entorno al 4 ó 5 por ciento anual, una cifra que aislada no parece una cifra muy importante, pero es que van muchas campañas. Desde las instituciones del sector, básicamente el Consejo Regulador, se alza la voz para decir que se trabaje más pensando en rentabilidad que en volumen, pero lo cierto es que no se produce ni una cosa ni otra, ya que la caída del volumen no se ve acompañada, en absoluto, por el incremento del valor añadido que se lleva buscando al menos desde la década de los 90. Es cierto que algunas de las iniciativas llevadas a cabo en el sector, como por ejemplo la categorización de la antigüedad de los vinos –sobre todo los VORS y los VOS, 30 y 20 años, respectivamente- ha supuesto un importante escaparate tanto para el producto tanto para las bodegas como para el conjunto de la denominación de origen, pero al final, cuando se va a la cuenta de resultados, los VORS y los VOS dejan… pues lo que pueden dejar unos cuantos miles de botellas: poco más allá de la anécdota.
Está claro que hay que hacer algo en un sector que se percibe como inmovilista. Hay que apostar por nuevas fórmulas de promoción, desde luego, en un sector que parece anquilosado en sus tópicos, pero antes parece necesario poner orden en casa y reforzar la apuesta por la calidad en toda la gama de producto… Por eso parece apropiado prestar atención a la propuesta que ha lanzado recientemente el Grupo Estévez pidiendo al conjunto del sector que comience a trabajar para que Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda se conviertan dentro de un tiempo prudencial en Denominación de Origen Calificada (DOC), lo que implicaría una serie de ‘pluses’ respecto a la situación actual, como que todo el contenido de la botella proceda forzosamente de la zona de dichas denominaciones de origen. De hecho, a la vez que lanzaba esta reflexión, Estévez ha anunciado que no va a esperar a nadie y que a partir de la próxima vendimia los mostos seleccionados para rociar las criaderas de una de sus primeras marcas, ‘Tío Mateo’, se encabezarán con alcohol vínico (necesario para que el vino de Jerez alcance el grado) que se produciría a partir de la destilación de uva del Marco.
No es la primera vez que se pone sobre la mesa que el Marco de Jerez comience a trabajar para convertirse en la tercera DOC de España (actualmente solo tienen este distintivo Rioja y Priorato). Esa posibilidad se lanzó por primera vez hace cerca de veinte años por el Grupo Medina, (hoy Williams & Humbert de nuevo) como parte de un paquete de medidas que pretendían la revitalización y modernización del sector y entre las que se incluía también la creación de una interprofesional que pusiera orden y concierto en los acuerdos intersectoriales, medidas que nunca fueron objeto de un debate profundo.
Parece oportuna en el tiempo la reflexión que hace ahora el Grupo Estévez. Si las bodegas están viendo como año tras año se vende de media un 5% menos de vino de Jerez, las cosas no están mucho mejor en la otra ‘pata’ del sector, la del viñedo. Han sido años de ajustes que han llevado al viñedo de la zona de producción por debajo de las 7.000 hectáreas, lo que además no ha conseguido un crecimiento significativo en los precios de la uva, que sigue entre los más bajos de España. Estévez ha hecho un llamamiento a las cooperativas para que se impliquen en su plan para que todo el líquido que se embotelle en sus instalaciones como vino de Jerez provenga de uva de Jerez. Harían bien las cooperativas en pensar detenidamente en sumarse a esta propuesta, que puede traer más valor añadido para su producción e incluso, si todo va bien, la generación de más derechos de viñedo a medio plazo. Las cooperativas están en un momento delicado tras la desaparición de Aecovi-Jerez y deben empezar a pensar en nuevas iniciativas (propias) y/o en sumarse a otras, como la que ha puesto sobre la mesa el Grupo Estévez.
Por el momento, las instituciones del sector han respondido de manera desigual al planteamiento de Estévez. El presidente del Consejo Regulador, Beltrán Domecq, ha relativizado la importancia de que el alcohol vínico proceda de uva de Jerez y ha puesto sobre la mesa las importantes inversiones que tendrían que realizar las bodegas para que Jerez-Xérès-Sherry se convierta en DOC por las exigencias en el tratamiento del vino que lleva consigo la ‘C’ de
calificada. Por su parte, el presidente de Fedejerez, Evaristo Babé, se ha mostrado más cercano a la propuesta de Estévez ya que en declaraciones a Diario de Jerez ha manifestado que no tiene dudas de que dicha propuesta responde a la sincera preocupación del presidente del Grupo, José Ramón Estévez, por el futuro del viñedo del Marco, y más adelante califica de “absolutamente respetable, legítima y compatible con la normativa”. “Es más –prosiguió- conociéndole como le conozco no se debe ver en sus declaraciones la más mínima intención de descalificar o perjudicar al vino de Jerez como alguno me ha comunicado que podía entenderse. Estoy seguro de que no es así y estamos hablando de un asunto muy importante”, concluyó.
Bien, sería interesante que el Grupo Estévez y el sector vitivinícola jerezano confrontasen pareceres en un ámbito de debate lo más amplio posible –algo a lo que suele ser bastante ajeno el sector, por cierto, con instituciones, como el Consejo Regulador, que no terminan de comprender su carácter semi público en la legislación actual- para que todos, bodegas, viticultores, trabajadores de bodega y de viña, pero también los representantes políticos y sociales del Marco, pudieran formarse una opinión lo más rica posible de lo que está en juego.
Desde luego, lo que está claro es que algo hay que hacer. Jerez, el Marco de Jerez, no puede seguir inmóvil, resignado a su (menos) 5 por ciento anual, campaña tras campaña.